[Spanish and French translations follow]
ICHRP Stands in Solidarity with the Peasant Movement of the Philippines
From the rice fields of the Philippines to the streets of the world, people are rising together to break land monopolies, end state violence, and defend the dignity of those who feed nations.
The International Coalition for Human Rights in the Philippines (ICHRP) proudly supports the October 21st day of action of the peasant movement of the Philippines and echoes the call of Filipino peasants for land, democracy, and sovereignty.
ICHRP stands in full support of today’s Peasant March (Lakbayan) in the Philippines— a powerful, coordinated mobilization bringing together peasants from across the archipelago to unite in Manila, while rallying supporters worldwide to stand in solidarity with their ongoing struggle for land, justice, and human dignity.
Marking the anniversary of Marcos Sr.’s failed land reform program, this day of protest amplifies the urgent call of people’s organizations such as the Kilusang Magbubukid ng Pilipinas (Peasant Movement of the Philippines – KMP) for genuine agrarian reform and an end to militarization, land-grabbing, and forced displacement of peasants and indigenous people from their land. ICHRP calls on allies everywhere to stand in solidarity by organizing actions, issuing statements, and supporting initiatives such as ICHRP’s Peasant Support Fund.
When Farmland Becomes a Battlefield
For four decades, KMP has been a defiant voice against hunger and oppression. Since 1985, the organization has fought for equitable land distribution, insisting that democracy cannot thrive while those who feed the nation remain landless. Yet the crisis deepens: the Philippines loses an average of 27,000 hectares of farmland each year as productive fields are converted into subdivisions, shopping malls, golf courses, plantations and export-oriented industrial zones. Each project erases farmland, pushes farmers toward eviction and poverty, and undermines food sovereignty and the indigenous people’s right to self-determination. As rice prices soar and agricultural policy falls under foreign control, the very people who sustain the nation are being driven to the brink of desperation.
Since the rise of neoliberal policies under the regime of Ferdinand Marcos, this is no longer just a domestic issue – it is a global concern. Transnational interests continue to profit from policies that uproot communities, deepen inequality, and silence resistance. Solidarity across borders is essential to reverse this injustice.
The struggle of Filipino peasants is not only about land; it is about life, dignity, and the future of generations to come. They have endured decades of broken promises, systemic violence, and displacement, yet continue to resist with courage and hope. We are boldly saying: impunity will not stand. The land belongs to those who till it, and the fight for human rights knows no borders.
Turning Outrage Into Action
We call on civil society organizations, trade unions, faith communities, and people of conscience to amplify the voices of Filipino peasants, host public forums, and mobilize actions that challenge land monopolies and state violence. Most importantly, we invite individuals and movements everywhere to join us on October 21 and beyond in the streets, on social media, and in every public space to transform solidarity into power and power into justice.
The October 21 Global Day of Solidarity is part of a growing international campaign to hold perpetrators accountable and defend the rights of rural communities. In the weeks and months that follow, ICHRP Global and its partners will continue coordinating global actions, advocacy initiatives, and humanitarian support, strengthening peasant movements that build a future where those who feed nations will never go hungry.
ICHRP se solidariza con el movimiento campesino de Filipinas
Desde los arrozales de Filipinas hasta las calles del mundo entero, la gente se está levantando para acabar con los monopolios de la tierra, poner fin a la violencia estatal y defender la dignidad de quienes nos alimentan a todas y todos.
La Coalición Internacional por los Derechos Humanos en Filipinas (ICHRP) apoya firmemente la jornada de acción del 21 de octubre del movimiento campesino de Filipinas y se hace eco del llamamiento de los campesinos filipinos en favor de la tierra, la democracia y la soberanía.
ICHRP apoya plenamente la Marcha Campesina (Lakbayan) que se celebra hoy en Filipinas, una movilización poderosa y organizada que congrega a campesinos de todo el archipiélago en Manila, al tiempo que convoca a simpatizantes de todo el mundo para que se solidaricen con su lucha continua por la tierra, la justicia y la dignidad humana.
Con motivo del aniversario del fallido programa de reforma agraria del dictador Marcos padre, esta jornada de protesta amplifica el urgente llamamiento de organizaciones populares como el sindicato Kilusang Magbubukid ng Pilipinas (Movimiento Campesino de Filipinas, KMP) en favor de una auténtica reforma agraria y el fin de la militarización, el acaparamiento de tierras y el desplazamiento forzoso de campesinos e indígenas de sus tierras. ICHRP hace un llamamiento a sus aliados de todo el mundo para que se solidaricen organizando acciones, emitiendo declaraciones y apoyando iniciativas como el Fondo de Apoyo a los Campesinos del ICHRP.
Cuando las tierras de cultivo se convierten en un campo de batalla
Durante cuatro décadas, KMP ha sido una voz desafiante contra el hambre y la opresión. Desde 1985, la organización ha luchado por una distribución equitativa de la tierra, insistiendo en que la democracia no puede prosperar mientras quienes alimentan a la nación sigan sin tener tierras. Sin embargo, la crisis se agrava: Filipinas pierde una media de 27 000 hectáreas de tierras agrícolas cada año, ya que los campos productivos se convierten en urbanizaciones, centros comerciales, campos de golf, plantaciones y zonas industriales orientadas a la exportación. Cada proyecto borra del mapa las tierras agrícolas, empuja a los agricultores hacia el desalojo y la pobreza, y socava la soberanía alimentaria y el derecho de los pueblos indígenas a la autodeterminación. A medida que los precios del arroz se disparan y la política agrícola cae bajo control extranjero, las mismas personas que dan de comer al país se ven empujadas al borde de la desesperación.
Desde el auge de las políticas neoliberales bajo el régimen de Ferdinand Marcos, esto ya no es solo un problema interno, sino una preocupación mundial. Los intereses transnacionales siguen beneficiándose de políticas que desarraigan a las comunidades, profundizan la desigualdad y silencian la resistencia. La solidaridad internacional es esencial para revertir esta injusticia.
La lucha de los campesinos filipinos no es solo por la tierra, es por la vida, la dignidad y el futuro de las generaciones venideras. Han soportado décadas de promesas incumplidas, violencia sistémica y desplazamientos, pero siguen resistiendo con valentía y esperanza. Afirmamos con rotundidad: la impunidad no prevalecerá. La tierra pertenece a quienes la cultivan, y la lucha por los derechos humanos no conoce fronteras.
De la indignación a la acción
Hacemos un llamamiento a las organizaciones de la sociedad civil, los sindicatos, las comunidades religiosas y a toda la ciudadanía concienciada para que amplifiquen las voces de los campesinos filipinos, organicen foros públicos y se movilicen a través de acciones que desafíen los monopolios de la tierra y la violencia estatal. Y lo que es más importante, invitamos a personas y movimientos de todo el mundo a unirse a nosotros el 21 de octubre y más allá, en las calles, en las redes sociales y en todos los espacios públicos, para transformar la solidaridad en poder y el poder en justicia.
El Día Mundial de Solidaridad del 21 de octubre forma parte de una campaña internacional cada vez más amplia para exigir responsabilidades a los autores y defender los derechos de las comunidades rurales. En las semanas y meses siguientes, ICHRP Global y sus socios seguirán coordinando acciones globales, iniciativas de defensa y apoyo humanitario, fortaleciendo los movimientos campesinos que construyen un futuro en el que quienes alimentan al planeta nunca pasarán hambre.
L’ICHRP est solidaire du mouvement paysan aux Philippines
Des rizières des Philippines aux rues du monde entier, les peuples s’unissent pour mettre fin au monopole foncier, à la violence étatique et défendre la dignité de ceux qui nourrissent les nations.
La Coalition internationale pour les droits humains aux Philippines (ICHRP) apporte tout son soutien la journée d’action du 21 octobre du mouvement paysan aux Philippines et se fait l’écho de l’appel des paysans philippins en faveur de la terre, de la démocratie et de la souveraineté.
ICHRP soutient pleinement la Marche paysanne (Lakbayan) qui se déroule aujourd’hui aux Philippines, une mobilisation puissante et coordonnée qui rassemble des paysans de tout l’archipel à Manille, tout en ralliant des sympathisants du monde entier pour qu’ils se solidarisent avec leur lutte constante pour la terre, la justice et la dignité humaine.
Marquant l’anniversaire de l’échec du programme de réforme agraire de Marcos père, cette journée de protestation amplifie l’appel urgent lancé par des organisations populaires telles que le syndicat Kilusang Magbubukid ng Pilipinas (Mouvement paysan des Philippines – KMP) en faveur d’une véritable réforme agraire et de la fin de la militarisation, de l’accaparement des terres et du déplacement forcé des paysans et des peuples autochtones de leurs terres. L’ICHRP appelle ses alliés partout dans le monde à se montrer solidaires en organisant des actions, en publiant des déclarations et en soutenant des initiatives telles que le Fonds de soutien aux paysans de l’ICHRP.
Quand les terres agricoles deviennent un champ de bataille
Depuis quatre décennies, KMP est une voix qui s’élève contre la faim et l’oppression. Depuis 1985, l’organisation lutte pour une répartition équitable des terres, affirmant que la démocratie ne peut prospérer tant que ceux qui nourrissent le pays sont des paysans sans terre. Pourtant, la crise s’aggrave : les Philippines perdent en moyenne 27 000 hectares de terres agricoles chaque année, les champs productifs étant transformés en lotissements, centres commerciaux, terrains de golf, plantations et zones industrielles orientées vers l’exportation. Chaque projet fait disparaître des terres agricoles, pousse les agriculteurs vers l’expulsion et la pauvreté, et sape la souveraineté alimentaire et le droit des peuples autochtones à l’autodétermination. Alors que les prix du riz montent en flèche et que la politique agricole tombe sous le contrôle d’acteurs extérieurs, ceux-là mêmes qui font vivre le pays sont poussés à bout.
Depuis la montée des politiques néolibérales sous le régime de Ferdinand Marcos, ce n’est plus seulement une question nationale, c’est une préoccupation mondiale. Les intérêts transnationaux continuent de tirer profit de politiques qui déracinent les communautés, aggravent les inégalités et réduisent au silence les voix de la résistance. La solidarité internationale est essentielle pour renverser cette injustice.
La lutte des paysans philippins ne concerne pas seulement la terre, elle concerne la vie, la dignité et l’avenir des générations futures. Ils ont enduré des décennies de promesses non tenues, de violence systémique et de déplacements, mais continuent de résister avec courage et espoir. Nous l’affirmons avec force : l’impunité ne saurait perdurer. La terre appartient à ceux qui la cultivent.
De l’indignation à l’action
Nous appelons les organisations de la société civile, les syndicats, les communautés religieuses et toutes les personnes sensibilisées à amplifier la voix des paysans philippins, à organiser des forums publics et à se mobiliser pour remettre en cause les monopoles fonciers et la violence étatique. Plus important encore, nous invitons les personnes à titre individuel et les mouvements sociaux du monde entier à se joindre à nous le 21 octobre et au-delà, dans les rues, sur les réseaux sociaux et dans tous les espaces publics, afin de transformer la solidarité en pouvoir et le pouvoir en justice.
La Journée mondiale de solidarité du 21 octobre s’inscrit dans le cadre d’une campagne internationale qui prend chaque jour plus d’ampleur, visant à demander des comptes aux auteurs de ces violations et à défendre les droits des communautés rurales. Dans les semaines et les mois à venir, ICHRP Global et ses partenaires continueront à coordonner des actions mondiales, des initiatives de plaidoyer et un soutien humanitaire, renforçant ainsi les mouvements paysans qui construisent un avenir où ceux qui nourrissent la planète ne souffriront plus jamais de la faim.